Ciclo de vida de las moscas blancas
Antonio Ortiz Álvarez
Ingeniero Agrónomo, Magister en Ciencias Agrarias
Director Unidad de Educación ENTOMA
En este blog, exploramos las etapas clave del ciclo de vida de las moscas blancas, desde la fase de huevo hasta la etapa adulta. Estos insectos, pertenecientes al grupo de hemimetábolos, experimentan todos sus estados de desarrollo alimentándose del mismo recurso. Exhiben una condición neometábola, ya que las ninfas y los adultos presentan marcadas diferencias morfológicas.
La duración del ciclo de vida de las moscas blancas está directamente vinculada a la temperatura ambiental. A temperaturas más elevadas, el ciclo de vida se completa en un tiempo menor. En estudios realizados en el Instituto ENTOMA, se ha observado que las poblaciones de moscas blancas pueden finalizar su ciclo en tan solo 18 días cuando la temperatura alcanza los 35°C. Esto subraya su capacidad para aumentar rápidamente sus poblaciones en períodos de tiempo cortos.
A continuación, detallamos los estados de desarrollo y las características más destacadas que atraviesan las moscas blancas a lo largo de su vida.
Huevos
El ciclo de vida de las moscas blancas inicia con la puesta de huevos realizada por las hembras. Estos diminutos huevos, con dimensiones de 0,1 x 0,23 mm aprox., son depositados en el envés de las hojas de las plantas, dispuestos de manera individual o en círculos. La elección del sitio de oviposición es estratégica, ya que asegura que el siguiente estado de desarrollo tenga un acceso fácil a la savia de la planta para su alimentación. Las hembras exhiben una notable fecundidad y fertilidad, siendo capaces de poner hasta 300 huevos en una única puesta.

Ninfas
Una vez que los huevos eclosionan, las diminutas ninfas emergen. La primera fase, denominada ninfa 1 o «ninfa gateadora», recibe su nombre porque es la única en este estado que se desplaza para detectar y ubicarse en un sitio óptimo de la planta para su alimentación a lo largo de su vida. Esta ninfa es particularmente susceptible a insecticidas por contacto, ya que sus quimiorreceptores están expuestos.

Después, pasa por dos estados ninfales adicionales que permanecen debajo de las hojas, en los cuales las ninfas ya no se mueven, pero se nutren de la savia del floema. Para resguardarse del entorno, segregan ceras hidrofóbicas que recubren su cuerpo, manteniéndose a salvo de condiciones desfavorables como altas humedades, hongos entomopatógenos o la exposición a insecticidas que actúan por contacto directo. Estas fases son voraces, acumulando energía para emplearla en su desarrollo hasta llegar a la etapa adulta.
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Pupa
Antes de alcanzar la fase adulta, la última etapa ninfal se mueve ligeramente para localizar el lugar idóneo para su transformación en pupa. Durante este periodo, la mosca blanca experimenta una metamorfosis interna, evolucionando de una ninfa a un individuo adulto.

Adulto
Tras completar la metamorfosis, emerge el adulto de mosca blanca, reconocible por sus diminutas alas blancas y su cuerpo delicado. Su tonalidad blanca se atribuye a las ceras que continúan segregando, proporcionándoles una capa de protección contra las condiciones ambientales presentes en el envés de las hojas, donde prosperan los hongos entomopatógenos. Esta característica se mantiene durante su fase adulta.
Los adultos de mosca blanca exhiben un dimorfismo sexual, lo que implica que, morfológicamente, se pueden distinguir machos y hembras por el tamaño de su cuerpo y la forma del abdomen. Tienen la capacidad de desplazarse mediante el vuelo, cuentan con ojos que les permiten buscar nuevas fuentes de alimento y refugio, y se reproducen tanto sexual como asexualmente para dar origen a la siguiente generación.

Conclusión
Las moscas blancas representan una amenaza para numerosos cultivos, evidenciando estrategias que han contribuido a su éxito como plagas. Entre estas estrategias se incluyen su capacidad de reproducción tanto sexual como asexual (haplodiploidía) y sus breves ciclos de vida, propiciando un rápido crecimiento poblacional y el agotamiento acelerado de recursos, lo que se traduce en daños y pérdidas en los cultivos.
Las diferencias en la biología de cada fase de desarrollo subrayan la importancia de identificarlas en el campo y establecer estrategias de manejo específicas para cada una. Es crucial reconocer que las tácticas efectivas para una etapa de desarrollo pueden no ser igualmente eficaces para otra. Únete y adquiere conocimientos sobre la biología y las herramientas para el control de moscas blancas en nuestro Curso de Manejo Integrado de Moscas Blancas.